EL CRIMEN
Caminaba cabizbajo por la plaza el
joven con sus ojos claros, entristecidos y llenos de lágrimas, las mismas que
rodaban por sus rosadas mejillas dejando caer con cada gota los recuerdos que
atormentaban su alma.
De repente una dulce y delicada
voz llama su atención, inmediatamente Eduardo la reconoce, levanta su rostro y
observa a aquella mujer con labios rojos, alta y con silueta perfecta, que con
su caminar dejaba a todos enloquecidos
con su belleza.
¿Era ella? sí era Sasha! , aquella mujer que marcó su
vida en el pasado.
Buscándola entre la multitud y a
pasos apresurados Eduardo intenta acercarse a Sasha, rebasando a cada persona
que se interponía en el camino, con desesperación por haberla perdido de vista
y sin saber que hacer, Eduardo mueve su cabeza hacia la derecha y observa como tres hombres vestidos de negro
e irreconocibles, buscan algo entre sus bolsillos y pretenden sacar un arma y
acabar con la poca vida que le quedaba.
Sin perder tiempo aceleró el paso
intentando ocultarse entre la gente, pero todo intento fue fallido, un disparo
alarmó a las personas del lugar y todos corrieron en distintas direcciones,
mientras que se observaba un cuerpo desplomarse lentamente en el
pavimento dejando una huella de sangre imborrable, al parecer todo estaba muy
bien planificado.
Todo sucedió muy rápido y la ayuda
llegó demasiado tarde, por lo que, era evidente la muerte del individuo. A lo
lejos aquella hermosa silueta femenina se acercaba lentamente a la trágica escena, con deseos de evidenciar el terrible crimen, como si supiera de quien se traba, al observar aquel pálido cadáver una
sonrisa brotó en el rostro , miró a su alrededor y con prisa se
retiró del lugar.
La joven sigue su camino, cuando
de pronto escucha que alguien la llama con voz muy baja, ella reconoce esa voz, y sin pensarlo dos
veces busca la forma de acercarse, se introduce por aquel oscuro pasadizo con mucha delicadeza y con voz temblorosa pregunta:
¿TÚ? ¡Qué haces aquí!.
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